17 de xuño de 2018
COCINA, COCINA
COCINA, COCINA
MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN
EL PAIS - --
Los que reprochan a la cocina gallega el no ser cocina, sino excelentes
cocciones de productos de primera clase, olvidan guisos de pescado como son
el bonito al estilo de Cangas de Morrazo, los cefalópodos con patatas, la
japuta con tomate, la ensalada de patatas y mejillones, las ostras en
escabeche, las ostras fritas, las vieiras al albariño, las zamburiñas a la
marinera. Los guisos, aunque no puedan con el dogma de que lo mejor que se
puede hacer con el marisco gallego es cocerlo y comerlo, aportan excepciones
dogmáticas como la concha de berberechos o la cazuela de vieiras y setas o
el salteado de colmenillas, cigalas y verduras.De los ríos gallegos: el
salmón, la lamprea, las anguilas y el reo, pez al que no se le conocen otros
ríos. El salmón en Galicia se comía cocido en agua con sal y añadiéndole
sólo aceite y vinagre, procedimiento que no resistiría cualquier salmón de
granja, porque sólo lo admite el salmón duro que se ha jugado la muerte río
arriba. El reo tiene las carnes rosadas y más livianas que el salmón
salvaje, por lo que admite cocina con matices; de él decía Cunqueiro que le
iba bien en cocina lo mismo que le iba bien al salmón. Las truchas, sin son
de río, resultan excelentes rebozadas en harina de maíz y fritas. La lamprea
se cocina en Galicia como en Burdeos: se la guisa como si fuera un civet;
rotunda en empanada y en algunas comarcas se suele agregar a los cocidos.
Las anguilas se suelen comer en cazuela, rebozadas o al horno, mientras que
los sábalos se preparan tradicionalmente en escabeche.
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