11 de maio de 2011

¡Indignaos!



Un libro cuyo título y momento aseguraba ya un éxito en ventas, y que tenia que llegar tarde o temprano, llegó, y efectivamente, es un éxito en ventas.

Curioso que el más rápido en darse cuenta de eso haya sido un francés de 93 años, aunque deja de sorprender si decimos que Stephane Hessel fue parte de la redacción de la declaración de los derechos humanos de 1948, miembro clave de la resistencia francesa contra el dominio nazi, superviviente de Buchenwald, diplomático, embajador de la ONU, defensor de la causa palestina, eterno luchador.

Y esto también ayudó a convertirlo en best seller...


Cinco euros ,con prólogo del también nonagenario Jose Luis Sampedro en su versión española, se puede decir que no es caro.

Sesenta hojas, contanto el prólogo, el epílogo, y las notas, también se puede decir que no es barato.

Valoraciones económicas aparte, el caso es que me esperaba más accion, más intriga y más sangre...

Sin darse cuenta o con intención acaba por hacer de ¡Indignaos!, aunque apoyado para ello de dos ideas que marcan y rigen su vida: la insurreccion y la resistencia; un esbozo de autobiografía carente de fuerza y dinamismo, donde emplea demasiado espacio introduciéndose en detalle en su opulenta vida y mostrándonos su gran conocimiento en historia, su historia.

Más al acabar...miento, incluso al empezar, se presiente la desagradable sensación de no ver aprovechado y ver surtir el efecto deseado por ese título tan prometedor y popularmente esperado.

Pero después de varias lecturas apoyadas de duras cabilaciones y desesperadas reflexiones, descubrí que el libro había conseguido su propósito, había conseguido indignarme, y varias veces.

Primero y como causa original de la que estuve especialmente orgulloso durante largo tiempo, por el hecho de haberme gastado 5 euros en un apagado y soso discurso.Muchos dias pasé asi, indignado , hasta que más tarde y debido a una aún más profunda inspiración, empecé a pensar y a creer que no se necesita más que de uno mismo, y no tanto del opiáceo momentáneo de una lectura ardiente, para indignarse.

Y es que el verdadero valor y contenido del libro se encuentra en el mismo título.

Porque sobran razones: ¡Indignaos!

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