…Ángel Vela. En serio, sí que quiero. Quiero redimirme, dejar esta vida de pecado, sarcasmo y malevolencia en general, y convertirme en un ser humano decente, con sus miedos, con sus sueños, con su bondad innata. Quiero…
Bah, diablos, a quién quiero engañar. Ni loca querría estar en sus zapatos. Y no es que no me parezca un tío estupendo, no me malinterpretéis, es que… No. Definitivamente, no.
Y ahora es cuando empezáis a googlear preguntándoos quién demonios es ese Ángel Vela, convencidos de que el nombre os suena, que lo tenéis en la punta de la lengua y no acabáis de escupirlo. Pues no os molestéis que, aunque algo podáis encontrar, dudo mucho que vayáis a localizarlo en la Wikipedia. Ángel Vela es un colega. Vale, me esforzaré y diré que es un amigo. E incluso puedo añadir que es una de esas personas que me ha sorprendido, no tanto por él como porque ha reafirmado mi teoría de que nunca, bajo ningún concepto, debes fiarte de la opinión de nadie que no seas tú mismo, por muy generalizada que esté esa opinión.
Pero antes de entrar en materia y explicar a qué me refiero, me justificaré: estoy escribiendo esta entrada —que probablemente sea lo más alejado de la literatura que podéis imaginar, o quizá no— porque el susodicho Ángel Vela me ha retado, me ha tentado con la idea de escribir, por una vez, sobre un ser humano de carne y hueso, al que conozco y que —insértese aquí una expresión incómoda e imagínese a la escritora apretando los dientes— aprecio, quizá porque desea conocer lo que de verdad opino de él, quizá porque es un poco masoquista y le encanta que le den caña, o quizá porque —y esta opción es la que menos me convence— creyó que no sería capaz. Y yo puedo resistirme a todo salvo a la tentación y puedo decir que no a cualquier cosa que no se presente como un —velado— “no tienes huevos”, así que, aquí estoy: dispuesta a Desmontar a Ángel Vela. Aunque, quizá, no lo haga del modo que él está esperando, pero ya veremos…
Vaya por delante que sí voy a tocar —aunque sea de forma tangencial— el tema de la literatura, porque Ángel escribe. Aunque quizá sea más preciso decir que Ángel se esfuerza en escribir, un error —en mi poco modesta opinión— que no me cansaré de señalarle jamás. Bueno, quizá alguna vez sí me canse, no es que yo sea precisamente un modelo de constancia, eso es evidente, pero eso no va a ocurrir por el momento. Sí, Ángel se esfuerza en escribir, decía. Aquejado de lo que quizá es un perfeccionismo en fase terminal, o una inseguridad que le cuesta reconocer incluso ante sí mismo, Ángel planea cada palabra, cada vuelta de tuerca de sus frases —ya ni hablo de lo que hará con sus argumentos, porque incluso él reconoce que le encanta retorcerlos—, cada adjetivo, cada… Por los dioses Angelillo, estoy viendo lo que escribo, y no puedo evitar decirlo una vez más: ¡¡relájate, coño!! Deja de pensar en qué palabra queda mejor, y pon la que te salga de las narices. Que la palabra más rebuscada no es necesariamente la más precisa, y una frase repletita de subordinadas no es necesariamente la más adecuada, ni la más hermosa. Disfruta de lo que haces, no hagas que las palabras se te rebelen, y permíteles en cambio que se te revelen, por los dioses. ¡Espabila!
En fin, después de este (inevitable) exabrupto, vuelvo al tema: sé que Ángel y yo tenemos concepciones tan diferentes sobre la creación literaria —y sobre casi todo—, que los proverbiales huevos y castañas se quedan cortos para definirlo, y aun así, podemos seguir hablando como seres humanos racionales, y no desesperarnos —mucho— el uno con el otro. ¿Por qué? Pues porque él es un enorme ser humano. En todos los sentidos. Es tan grande como Godzilla y me gustaría decir que tan intimidante como el pobre bicho, con sus greñas y sus pintas. Pero no lo es. Ángel no intimidaría ni al osito de Mimosín aquejado de un virulento ataque de pánico, sobre todo porque estoy convencida de que es familiar suyo. Es tan grande como buenazo… Oh, sí, tiene su carácter, y no dudo que tendrá su genio cuando se lo buscan, como todos. Y su mala lengua está fuera de cuestión: Ángel sabe cómo lanzar puñales si se lo propone. Pero eso no quita que sea un auténtico oso de peluche tamaño… King Size no, lo siguiente.
Y lo más curioso del caso es que la primera vez que oí hablar de Ángel fue a través de uno de esos foros en los que se dan cita escritores wannabe y las primeras palabras que escuché sobre él no fueron precisamente halagüeñas. Ángel Vela, el temido Palabras, el hombre del cuchillo verbal… Y otros adjetivos mucho peores que no repetiré porque, primero, no vienen al caso; segundo, él los conoce de sobra, aunque rara vez le he escuchado una queja al respecto; y tercero, no pienso darles crédito a esa panda de (insértese aquí adjetivo al gusto. A ser posible altamente insultante) que no soportan las verdades que Ángel deja escapar sin ningún reparo por esa boquita suya. Dadme mil tíos como el “terrible” Palabras, y apartad de mí a todos esos supuestos dioses del buen rollo, siempre dispuestos a clavarte un puñal entre los omóplatos mientras te sonríen con expresión beatífica. Probablemente, el propio Ángel no esté muy de acuerdo con esta defensa pública de su persona, pero los dos sabemos que me la pela su opinión en este asunto: tengo pocas virtudes destacables como ser humano, pero quiero creer que posicionarme a favor de la —poca— gente que me gusta es una de ellas, y no creo que eso vaya a cambiar.
Pero me estoy desviando del tema, y todavía me quedan un par de cosas en el tintero.
¿Qué más puedo decir de Ángel? Pues que es un argumento en sí mismo para según qué temas. Hace unos días, mi buena amiga y mejor escritora, Virginia Pérez de la Puente, me comentaba que se había sorprendido de ver cómo, en un debate en las jornadas de Dos Hermanas, la mayoría de la gente estaba de acuerdo en que las mujeres escribimos de forma diferente a cómo lo hacen los hombres (Inciso: recordadme una cosa, que ando un poco perdida: ¿siglo XXI, verdad? Vale, era para asegurarme…). Es una cuestión que hemos comentado más de una vez, y tanto ella como yo estamos de acuerdo: eso es una chorrada. Probablemente Virginia lo expresaría en términos mucho más correctos, pero yo tengo menos paciencia, más mala leche y sólo una mala reputación que mantener, así que “chorrada” es perfecto para mí. Y, ¿por qué Ángel es un argumento para esto? Pues porque la base del debate es que hombres y mujeres pensamos distinto y sentimos distinto, y por tanto escribimos distinto. Pues bien, ahí está Ángel, que debería haber nacido a finales del XVIII, o a principios del XIX, y así podría poner en práctica todas esas ideas suyas que sabe que yo considero de Perogrullo; podría hablar de sentimientos sin que nadie intentara cambiarlo o se le riera en pleno jeto; podría encontrar una dulce damisela que no se le tirara a la bragueta con intenciones aviesas, y con la que podría compartir paseos a la luz de la luna y largas charlas sentados en un jardín esperando el atardecer. Porque Ángel es un moñas. No digo aquí nada que no le haya dicho a él a la cara mil veces, conste: es un moñas. Un romántico empedernido que sueña con encontrar el verdadero ammm… eso. Que necesita una pareja, no sólo por lo que los demás mortales solemos necesitarla, sino porque está convencido de que eso le completará y le hará mejor persona, más feliz. Porque necesita alguien a quien cuidar y que le cuide. Porque necesita a alguien a quien apoyar y que le apoye… Y, al igual que en la literatura, en este tema también se esfuerza demasiado y le da demasiadas vueltas a las cosas. Para mi gusto, está más enamorado de la idea del amor (sí, lo he dicho, ¿qué pasa? Tengo mis fobias, pero sé superarlas si hace falta) que de lo que jamás estará de nadie. Pero cualquiera se lo dice…
Así que Ángel también es un argumento para defender que no solo las mujeres son sensibles. Que si alguien escribe poniendo los sentimientos por delante es porque es así como persona, no como mujer. Yo soy mil veces más bruta de lo que Ángel será jamás, y yo no tengo genitales externos y él sí (no, no se los he visto, malpensados. Algunas cosas llega con suponerlas), así que ¿por qué debería yo escribir de sentimientos y él dedicarse al gore? Prejuicios, prejuicios, prejuicios.
Me queda mucho más que decir. Podría hablaros de cómo es un tío que dudo mucho que deje en la estacada a un colega, pero que tampoco se callará lo que piensa para quedar bien. Podría contaros que tiene opiniones muy firmes sobre muchos temas, y que muchas de esas opiniones demuestran que, pese a su virulenta moñez, tiene los pies en la tierra, y una cabeza bien amueblada. Podría deciros que se merece encontrar lo que busca, porque estoy segura de que, aunque a mí la sola idea me dé escalofríos, eso le ayudará a relajarse, a ser no ya mejor persona sino mejor escritor, porque podría dejarse llevar y abandonarse un poco. Porque cuando eres feliz y estás tranquilo, escribes mejor, ya lo he dicho mil veces. Podría explicar que estoy segura de que se embarca en algunos proyectos, y se mete en algunos charcos sólo porque esos proyectos y esos charcos le van a permitir estar con gente con la que se encuentra a gusto. Y eso me hace sentir bien de algún modo, incluso a pesar de mi natural cinismo, porque en algún charco lo he metido yo a pesar de que quería negarse, y ahí está el tío, tan implicado como el que más. Eso sí, con unas ansias organizativas al principio que a esta procrastinadora innata le daban escalofríos, y que sólo demostraban una de mis teorías favoritas sobre él: Ángel no es tan seguro como pretende hacernos creer a todos, incluso a sí mismo. Le gusta tenerlo todo atado y bien atado, porque eso le hace sentir que el mundo es un lugar menos confuso. Pero es que, nene, el mundo siempre será confuso para alguien como tú. Eres de otro planeta. O al menos de otro siglo.
Pero no dejes que te cambiemos. Nunca. En serio.
PD: Me da igual que este artículo sólo lo entiendan los miembros de La Liga del Caos Narratológico Procrastinador (y el gato). Porque, a veces —pocas, lo reconozco—, yo también soy humana, y me apetece hacer feliz a alguien que no soy yo. Y ha sido divertido desmontar a Ángel.
Y porque no sé decir que no a un “no te atreves”, qué le vamos a hacer…
Joer, que ojo para calar a la gente XDDDD. Todos lo esperamos, que si cambia sea porque es feliz. :))
ResponderEliminarY con esto nos demuestras que tú también tienes tu puntito moñas xD xD xD porque está claro que esto lo has hecho con un cariño que muchos no sabrán sentir en la vida =)
ResponderEliminarEso sí, tienes tu puntito moñas como persona. Como mujer eres una salvaje. Como yo. Mola. Ejejejeje xD
Es que es difícil hablar del Quillo sin ponerse moñas XD
ResponderEliminarPero mientras siga siendo una salvaje en el resto, como tú, todo irá bien XD
¿Queréis que os dedique un "Yo de mayor quiero ser..."? Que voy lanzada y tengo entrada de Hercle el lunes lol
Hola, no conozco a Ángel, salvo por los comentarios que deja en el FB de Virginia. Aún así, me ha encantado la entrada. Me ha parecido magnífica por dos razones. Una, porque toda ella en sí. Por lo que dices y cómo lo dices. Pero aunque me hubiera parecido espantihorrenda, seguiría siendo magnífica y cualquier cagada sintáctica, gramatical o de contenido quedaría redimida por el segundo motivo: la frase de las palabras que deben revelarse y no ser rebeldes. Me ha encantado, es mi cita del día, de la semana, de...hasta que encuentre otra frase que me haga abrir los ojos y estirar las comisuras de los labios. ¡Muchas gracias!
ResponderEliminarGracias, Julia, pero es de bien nacidos ser agradecido, así que reconozco que esa frase no es mía: nació en una de esas (estupendas, enloquecedoras, caóticas, desesperantes, fabulosas) charlas de msn a altas horas de la madrugada y, aunque me la he apropiado, quien la ideó fue esa misma Virginia de la que hablas. Eso sí: es magnífica.
ResponderEliminarNo me siento culpable, conste: robarnos frases es parte del protocolo no escrito de nuestra amistad XD
=)
ResponderEliminarPersonalmente, prefiero dejar lo de dedicarme un "quiero ser" a tu propio criterio. Aunque la idea de volver a verte en plan moñas me resulta atractiva, no sé si podré soportarla. La peligrosa Dama Mortal esconde tremenda dulzura bajo sus uñas. ;)
ResponderEliminarUy lo que ha dicho xD xD xD
ResponderEliminarBonito guante de adamantium te acaba de lanzar el lobezno XDDD
ResponderEliminarMoñas!
ResponderEliminarMe has hecho llorar... con eso te lo digo todo.
Si es que sois de lágrima fácil, demonios...
ResponderEliminarIsra, te recojo el guante, pero déjame un par de semanas para hacer el mal, a ver si recupero parte de mi maltratada reputación :(
Al final verás :roll: todos pasaremos por la palestra, y esto será como un infinito campamento de verano en el País de la Piruleta en el que todas las noches cantamos Kumbayá a la luz del fuego :P
ResponderEliminarAh, no. Palestras a mi no. Yo no lanzo desafíos, ni guantes ni nada. Yo reconozco que Adu tiene todo lo que hay que tener y mucho más. Y además, lo de cantar, ni de coña, que vosotros no me habéis oído, y el campamento a la luz del fuego se va a ver irremisiblemente inundado por una torrencial tromba de agua, así que, a mí, me dejáis tranquilita.
ResponderEliminarVale, ahora me estáis dando miedo.
ResponderEliminar¿Campamento de verano? ¿Piruletas? ¡¿Kumbayá!? ¡Idos a tomar por saco, hombre! Esta noche voy a tener pesadillas por vuestra culpa, moñas de las narices.
Si es que es verdad, diablos, ninguna buena acción queda sin castigo :(
Procastinando. Siempre procastinando. :)
ResponderEliminarProcRastinando, nene. Que manía tenéis todos con la pobre erre. Que ya sé que es difícil, pero hombre, se siente marginada si no la usáis Xd
ResponderEliminarY conste que en este caso no es procrastinación: es instinto de supervivencia XDXD
Podemos pedir entradas dedicadas, en plan La Gramola? ¿Sí? ¿Sí? ¿Sí?
ResponderEliminar¿Sí?
*pestañeo*
«Isra, te recojo el guante, pero déjame un par de semanas para hacer el mal, a ver si recupero parte de mi maltratada reputación :(»
ResponderEliminarAdu, con la entrada que le puedes hacer al cachorro, puedes recuperar tu reputación en segundos pocos.
Mwajajajaja
Podéis dejar de tocarme los melindres, eso sí que podéis XD. Pero, advierto, seguid así y la siguiente entrada que escribiré será sobre vosotras. Y no será moñas, no sonris_ Será una necrológica :P
ResponderEliminarCon lo que mola descubrir rasgos de personalidad manipulables. XD
ResponderEliminarPD: "Procrastinar". Mira que es feo el palabro, coño.
Perdona que tardara en leerlo y contestar, pero el finde fue muy movido y no tuve muchas opciones de conectarme a internet.
ResponderEliminarSabía de sobra que eras más que capaz de escribirlo, aunque ni de coña habría esperado esto. Desde el mayor de los cariños te diré que eres una cabrona, y que me has hecho llorar. Eso sí, de alegría. Aunque no tenga yo muy claro si encajo en ese perfil que has expuesto que anda entre Cyrano de Bergerac y Fray Leopoldo ejejejejeje :P
En cualquier caso, lo que empezó como una broma, creo que es lo más bonito que han dicho de mí jamás y no he podido evitar emocionarme y sorprenderme, viniendo como viene de una mujer tan malota como tú ejejejeje :P. Si he conseguido que incluso tú caigas en la moñería, creo que ya se puede hablar de mí como el nuevo Gandhi ( aunque me parezca más a Buda ejjeej). Y esto se ocupará de afianzar ese pensamiento que circula entre mis amigas de que soy un oso achuchable y sin pene.
Me tomo tu entrada como un duro golpe para mi vida sexual y como un paso adelante para la beatificación (creo que lo de tu entrada contaría como milagro ejejeje).
Otra cosa si te digo, no sé si te conviene seguir por ahí conmigo. Este tipo de cosas acrecienta mi cariño por ti, y te arriesgas a que cuando nos conozcamos en persona me lleve media hora dándote besos y achuchones, aunque luego acabe medio calvo y lleno de arañazos y mordiscos.
Bueno, no me enrollo más.
Un montón de besos y apuchurrones virtuales, mi niña. Y muchas gracias de nuevo por esto y por estar siempre ahí.
PD: está entrada fue escrita a vuelapluma, intentando evitar las subordinadas ni adjetivar demasiado y sin pensar mucho ejejejeee :P
¡Moñas! xD xD xD xD
ResponderEliminarAngelillo, ¿qué esperabas? ¿Una crítica feroz? Eso sería exactamente lo que todos esperarían de mí, y yo ODIO darle la razón a la gente XD
ResponderEliminarY, entre nosotros, no creo que esta entrada vaya a perjudicar tu vida sexual... todos sabemos por qué (insértese aquí sonrisa malvada)
Sobre los besos y achuchones, ya sabes: te he permitido sólo uno. Dame más, y no respondo XD
PD: ¿Ves? Mucho mejor sin pensar, dónde va a parar XD