En medio del temor y las sospechas,
con la mente trastornada y los ojos espantados,
nos consumimos y planeamos cómo hacer
por escapar del seguro
peligro tan atroz que nos acecha.
Y, sin embargo, en qué error estamos, el peligro
no está en nuestro camino.
Eran mentiras las noticias
(o no las escuchamos o las entendimos mal).
no está en nuestro camino.
Eran mentiras las noticias
(o no las escuchamos o las entendimos mal).
Otra desgracia que no sospechábamos,
súbita, fulminante se abate sobre nosotros,
y desprevenidos —ya no hay tiempo— nos arrastra.
súbita, fulminante se abate sobre nosotros,
y desprevenidos —ya no hay tiempo— nos arrastra.
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